¿Estáis seguros?

Dicen que en el interior se encuentra la verdadera belleza. Yo no me lo creo. Al menos no es lo que e han demostrado.

La personalidad está infravalorada. Ya te puede venir una persona única, cuyo físico no te atrae, y no la aprecias, ya que es lo primero que visualizas.

¿Para gustos los colores? Para nada. Desde siempre se nos ha establecido un prototipo de belleza que hemos ido modificando a nuestra voluntad y quien diga que no, miente.

Ahora está de moda decir que "si no te quieres tú, nadie te va a querer". Yo no lo veo así. Tú sabes lo que tienes, tanto las virtudes como los defectos, y tienes que vivir con ellos. Tú no te puedes querer. Necesitas a alguien que te enseñe a hacerlo, a valorarte y a sentirte bien como eres. Por eso, yo cambiaría la frase por "si no te quieren, no podrás llegara querete".

Las personas hemos nacido para vivir en sociedad, relacionarnos con otras personas y aprender de ellas, incluso para amarlas. Sólo un narcisista puede amarse a sí mismo. Necesitamos sentirnos necesitados por alguien, por "tu otra mitad".

Termino preguntándoos: ¿seguís pensando que podéis quereros vosotros mismos?

Sabes que es lo mejor para ti no es algo que venga de nacimiento. Tenemos que crecer, desarrollarnos física y psicológicamente para conseguir alcanzar ese conocimiento, esa sabiduría que nos lleva al climax mental.

Nada ni nadie podrá hacerte más feliz que tú mismo.

Podrá parecerte una tontería, pero en el fondo de tu insignificante cuerpo sabes que es verdad.

Algunas decisiones duelen. Claro que duelen. Y mucho.

Sólo tiene que encontrar la vuelta, esa rotonda que te haga retroceder y retomar el camino, sin equivocaciones innecesarias.

Quierete como eres, y no como los demás quieran que seas.

Sonrisas quebradas.

Besos torcidos.

Pasiones magulladas.

Últimamente no estoy bien. La soledad aumenta. El vacío tambien.

Quiero despertar de este sueño. Este sueño que implica sufrimiento, agonía y tristeza, causa de no encontrar a ese alguien que te despierte con una simple mirada bañada de alegría. Una simple caricia que te erice el pelo.

La lujuria me aburre. El amor sin amor, también.

Quiero encontrarte, pero no quiero buscar.

Quiero tenerte, pero sin que me poseas.

Quiero... Querer a alguien.

Aparece.

Cómo es posible. Cómo puede ser que ya se me haya pasado. Cómo ha ocurrido.

Maldito destino. Jugando con nuestros sentimientos ahora sí, ahora también.

Por su culpa lo he pasado mal.

Por su culpa no he conseguido lo que quería.

Por su culpa... Por su culpa todo ha terminado.

No quiero volver a recaer en su iris. Tampoco en sus labios.Ni mucho menos en su olor. He de ser fuerte. He de conseguirlo. Puedo hacerlo. Se que lo haré.

Quiero crecer.

Quiero seguir adelante.

Quiero... Quiero demasiadas cosas en tan corto periodo

de tiempo.

Yo también puedo hacer milagros. Si no pudiera, ahora seguiría pensando en él.

Ahora puedo volver a sonreír.

Por fin.

Lo he conseguido. Ya no soy victima de sus besos. Ni tampoco de su ojos, esos ojos que me volvían loco, que hacían que mis entrañas se anudasen en forma de corazón. Tampoco lo soy de su cuerpo, el cual me enredaba y me calentaba solo con devastarlo con las pipulas.

No voy a negar que ese sufrimiento fuera un sufrimiento vacío. Me has ayudado, al fin y al cabo. Has conseguido que sea fuerte, a no encapricharme, a saber cuando un juego se queda en eso... En un juego.

No voy a volver a ser ese idiota que se rinde ante una fogosa caricia, entrlazada con el fuego del ambiente. NO.

Los papeles han cambiado. Todo ha dado la vuelta.

Es mi turno. Me toca tirar los dados. La tirada me dice que tengo que ser fuerte, que aunque la marea sea alta y arremeta con fuerza, voy a salir de ahí. Lo conseguiré. Tengo lo por seguro que no voy a morir ahogado.

Mi madre me dijo una vez: "Álvaro, si algún dia necesitas un hombro en el que llorar, dímelo, siempre estaré ahí para hacerlo". Lástima que sea verdad. Lástima que tenga que llegar al punto de llorar hasta encima de ella.

No quiero darte lástima, solo mostrarte lo que has causado. Eres una droga pero, como todo drogadicto, puedo evadirme de ella.

Sinceramente, estoy decepcionado.

Voy a cambiar. Para bien. Espero que cuando el cambio haya terminado, seas tú quien lo pase como yo.

No quiero.

No quiero saber lo que sientes. No quiero pasarlo peor. Mi estado de humillación, ridiculización y desesperación hacia el mundo ha sido más que mostrado.

Quiero repetir, pero a la vez se que me hará mas daño.

Me niego en rotundo a gastar mas pañuelos por tu culpa, empapandolos de lágrimas que no vale nada, Que mientras que yo muestro lo que siento, tu estás a lo tuyo. No quiero. ¡NO QUIERO!

He de admitir que soy debil, y que no me voy a perder otro momento contigo. Mientras mi razón grita que no tiene sentido, mi corazón susurra que lo intente.

Se que no vas a cambiar, que ya has elegido. Me das pena, pero tambien me alegro por ti. Espero que aprendas.